Querido estúpido diario:

¿Que es lo que pasa cuando descubres que tu corazón aun puede latir? ¿Que te cosas que vivir cuando te pensabas muerto? No lo se, pero si se, que cuando me pensaba en el borde de ese abismo oscuro, apareció una luz que me ha devuelto la esperanza, que me ayuda y cuida como un tesoro, esa persona que me hace sonreír con cada palabra, con cada sonrisa, con cada mirada...
Yo pensaba que el cielo estaría gris para siempre, que esas nubes jamas se dispersarían  que viviría en la oscuridad eterna el resto de mi vida y sin embargo, no es así, como un arco iris apareció esa persona que ha conseguido cambiar mi mundo dándole color a las flores...
Si querido estúpido diario, te escribo ñoñerias, te escribo pasteladas, mi propósito para este año era escribirte una pagina feliz, pues aquí lo tienes, una pagina en la que muestro que mi corazón esta vivo y que no iré a la tumba sin conocer ese sentimiento que se enseña en los cuentos y películas a los que llaman amor...

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Querido estúpido diario:
Desde mi cielo - Mago de Öz

Ahora que esta todo en silencio
y que la calma me besa el corazón,
os quiero, decir adiós...
Por que ha llegado la hora de que andéis el camino ya sin mi
hay tanto por lo que vivir,
no llores cielo y vuélvete a enamorar,
me gustaría volver a verte sonreír...

Pero mi vida yo nunca podre olvidarte
y solo el viento sabe lo que has sufrido por amarme.
Hay tantas cosas, que nunca te dije en vida,
que eres todo cuanto amo
y ahora que ya no estoy junto.

A ti te cuidare desde aquí,
se que la culpa os acosa y os susurra al oído ''pude hacer mas''
no hay nada que reprochar
ya no hay demonios en el fondo del cristal,
y solo bebo todos los besos que no te di....


Pero mi vida yo nunca podre olvidarte
y solo el viento sabe lo que has sufrido por amarme.
Hay tantas cosas, que nunca te dije en vida,
que eres todo cuanto amo
y ahora que ya no estoy junto.

Vivo cada vez que habláis de mi,
me muero otra vez si lloráis,
he aprendido al fin a disfrutar y soy feliz.

no llores cielo y vuélvete a enamorar,
nunca me olvides, me tengo que marchar.


Pero mi vida yo nunca podre olvidarte
y solo el viento sabe lo que has sufrido por amarme.
Hay tantas cosas, que nunca te dije en vida,

que eres todo cuanto amo
y ahora que ya no estoy junto a ti.

Desde mi cielo os arropare en la noche
y os acunare en los sueños y espantare todos los miedos,
desde mi cielo os esperare escribiendo
no estoy solo pues me cuidan la libertad y la esperanza
yo nunca os olvidare....









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Querido estúpido diario:


Entonces apareció el zorro:
—¡Buenos días! —dijo el zorro.
—¡Buenos días! —respondió cortésmente el principito que se volvió pero no vio nada.
—Estoy aquí, bajo el manzano —dijo la voz.
—¿Quién eres tú? —preguntó el principito—. ¡Qué bonito eres!
—Soy un zorro —dijo el zorro.
—Ven a jugar conmigo —le propuso el principito—, ¡estoy tan triste!
—No puedo jugar contigo —dijo el zorro—, no estoy domesticado.
—¡Ah, perdón! —dijo el principito.
Pero después de una breve refl exión, añadió:
—¿Qué significa "domesticar"?
—Tú no eres de aquí —dijo el zorro— ¿qué buscas?
—Busco a los hombres —le respondió el principito—. ¿Qué significa "domesticar"?
—Los hombres —dijo el zorro— tienen escopetas y cazan. ¡Es muy molesto! Pero también crían
gallinas. Es lo único que les interesa. ¿Tú buscas gallinas?
—No —dijo el principito—. Busco amigos. ¿Qué significa "domesticar"?  —volvió a preguntar el
principito.
—Es una cosa ya olvidada —dijo el zorro—, significa "crear vínculos... "
—¿Crear vínculos?
—Efectivamente, verás  —dijo el zorro—. Tú no eres para mí todavía más que un muchachito
igual a otros cien mil muchachitos y no te necesito para nada. Tampoco tú tienes necesidad de mí y no
soy para ti más que un zorro entre otros cien mil zorros semejantes. Pero si tú me domesticas, entonces
tendremos necesidad el uno del otro. Tú serás para mí único en el mundo, yo seré para ti único en el
mundo...
—Comienzo a comprender —dijo el principito—. Hay una flor... creo que ella me ha
domesticado...
—Es posible —concedió el zorro—, en la Tierra se ven todo tipo de cosas.
—¡Oh, no es en la Tierra! —exclamó el principito.
El zorro pareció intrigado:
—¿En otro planeta?
—Sí.
—¿Hay cazadores en ese planeta?
—No.
—¡Qué interesante! ¿Y gallinas?23
—No.
—Nada es perfecto —suspiró el zorro.
Y después volviendo a su idea:
—Mi vida es muy monótona. Cazo gallinas y los hombres me cazan a mí. Todas las gallinas se
parecen y todos los hombres son iguales; por consiguiente me aburro un poco. Si tú me domesticas, mi
vida estará llena de sol. Conoceré el rumor de unos pasos diferentes a todos los demás. Los otros pasos
me hacen esconder bajo la tierra; los tuyos me llamarán fuera de la madriguera como una música. Y
además, ¡mira! ¿Ves allá abajo los campos de trigo? Yo no  como pan y por lo tanto el trigo es para mí
algo inútil. Los campos de trigo no me recuerdan nada y eso me pone triste. ¡Pero tú tienes los cabellos
dorados y será algo maravilloso cuando me domestiques! El trigo, que es dorado también, será un
recuerdo de ti. Y amaré el ruido del viento en el trigo.
El zorro se calló y miró un buen rato al principito:
—Por favor... domestícame —le dijo.
—Bien quisiera —le respondió el principito pero no tengo mucho tiempo. He de buscar amigos y
conocer muchas cosas.
—Sólo se conocen bien las cosas que se domestican —dijo el zorro—. Los hombres ya no tienen
tiempo de conocer nada. Lo compran todo hecho en las tiendas. Y como no hay tiendas donde vendan
amigos, los hombres no tienen ya amigos. ¡Si quieres un amigo, domestícame!
—¿Qué debo hacer? —preguntó el principito.
—Debes tener mucha paciencia —respondió el zorro—. Te sentarás al principio un poco lejos de
mí, así, en el suelo; yo te miraré con el rabillo del ojo y tú no me dirás nada. El lenguaje es fuente de
malos entendidos. Pero cada día podrás sentarte un poco más cerca...
El principito volvió al día siguiente.
—Hubiera sido mejor —dijo el zorro— que vinieras a la misma hora. Si vienes, por ejemplo, a las
cuatro de la tarde; desde las tres yo empezaría a ser dichoso. Cuanto más avance la hora, más feliz me
sentiré. A las cuatro me sentiré agitado e inquieto, descubriré así lo que vale la felicidad. Pero si tú vienes
a cualquier hora, nunca sabré cuándo preparar mi corazón... Los ritos son necesarios.
—¿Qué es un rito? —inquirió el principito.
—Es también algo demasiado olvidado —dijo el zorro—. Es lo que hace que un día no se
parezca a otro día y que una hora sea diferente a otra. Entre los cazadores, por ejemplo, hay un rito. Los
jueves bailan con las muchachas del pueblo. Los jueves entonces son días maravillosos en los que
puedo ir de paseo hasta la viña. Si los cazadores no bailaran en día fijo, todos los días se parecerían y yo
no tendría vacaciones.
De esta manera el principito domesticó al zorro. Y cuando se fue acercando el día de la partida:
—¡Ah! —dijo el zorro—, lloraré.
—Tuya es la culpa —le dijo el principito—, yo no quería hacerte daño, pero tú has querido que te
domestique...
—Ciertamente —dijo el zorro.
—¡Y vas a llorar!, —dijo él principito.
—¡Seguro!
—No ganas nada.
—Gano —dijo el zorro— he ganado a causa del color del trigo.
Y luego añadió:24
—Vete a ver las rosas; comprenderás que la tuya es única en el mundo. Volverás a decirme
adiós y yo te regalaré un secreto.
El principito se fue a ver las rosas a  las que dijo:
—No son nada, ni en nada se parecen a mi rosa. Nadie las ha domesticado ni ustedes han
domesticado a nadie. Son como el zorro era antes, que en nada se diferenciaba de otros cien mil zorros.
Pero yo le hice mi amigo y ahora es único en el mundo.
Las rosas se sentían molestas oyendo al principito, que continuó diciéndoles:
—Son muy bellas, pero están vacías y nadie daría la vida por ustedes. Cualquiera que las vea
podrá creer indudablemente que mí rosa es igual que cualquiera de ustedes. Pero ella se sabe más
importante que todas, porque yo la he regado, porque ha sido a ella a la que abrigué con el fanal, porque
yo le maté los gusanos (salvo dos o tres que se hicieron mariposas ) y es a ella a la que yo he oído
quejarse, alabarse y algunas veces hasta callarse. Porque es mi rosa, en fin.
Y volvió con el zorro.
—Adiós —le dijo.
—Adiós —dijo el zorro—. He aquí mi secreto, que no puede ser más simple : sólo con el corazón
se puede ver bien; lo esencial es invisible para los ojos.
—Lo esencial es invisible para los ojos —repitió el principito para acordarse.
—Lo que hace más importante a tu rosa, es el tiempo que tú has perdido con ella.
—Es el tiempo que yo he perdido con ella... —repitió el principito para recordarlo.
—Los hombres han olvidado esta verdad —dijo el zorro—, pero tú no debes olvidarla. Eres
responsable para siempre de lo que has domesticado. Tú eres responsable de tu rosa...
—Yo soy responsable de mi rosa... —repitió el principito a fin de recordarlo

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Fragmento de El principito
Querido estúpido diario:

Otro año mas aquí me encuentro, comienza el dos mil trece y sigo sin saber que pensar, que hacer, que intentar, esta vida no mejora, solo empeora, te atreves a confesar algo que te ha costado demasiado decir y solo recibes un palo, te emborrachas, pues solo quieres olvidar y el alcohol te hace recordar con mas fuerza esos momentos, las personas que te pueden dar su apoyo, como la familia, están lejos o simplemente no están, si físicamente  pero no mental, te sientes mayor, demasiado, y no se por que, no deberías, cuando tu aun eres pequeño, pero solo eres pequeño para lo que interesa, pues cuando si necesitas ser pequeño, te toman por un adulto, quejarse no mejorara nada, pero sirve para dejar tus penas escritas en algún lado y tal vez, dentro de mucho, reírte con ellas, llamándote crío estúpido cuando las cosas hayan mejorado, aprender de tus errores, demasiadas cosas que necesitan solución en estos momentos, pero que posiblemente no los encuentren hasta dentro de mucho...

Tarde, pero mi querido estúpido diario, te deseo un feliz dos mil trece y espero que este año, cada pagina narre algo feliz, algo alegre, o al menos, en su defecto, espero que tengas una hoja blanca entre tantas negras...


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